La perfección vs. la imperfección de nuestro ser
Desde nuestra gestación, hemos creado un lazo de dependencia que nos ha llevado a esperar siempre el amor y el cuidado de otros.

Fue nuestra madre o cuidadora quien nos dio de comer por primera vez y quien nos enseñó, desde su experiencia, la manera de alimentarnos y de darnos autocuidado. Por muchos años, hemos dependido de un alimento afectivo, de atención y, por supuesto, de comida en general. Ella decidía, según su propia sabiduría, qué era lo mejor para nosotras, haciéndolo siempre desde el amor y desde su instinto maternal de darnos lo mejor. Imaginemos que vivía su propia culpa contradiciendo miles de cosas que había aprendido, también, de su propia madre y así sucesivamente.
Cuando hablamos de la perfección vs. la imperfección de nuestro ser, conectamos con esa primera relación. ¿Te preguntas por qué? Como te explicaba, esa relación definirá cosas tan simples como la de sí te gustan los vegetales. Si tu madre, dentro de sus hábitos, los consumía con facilidad, de la misma manera te inculcó la costumbre de comerlos, si por el contrario, ella no los consumía, pero por su propia angustia de ser la mejor mamá del mundo te los hacía comer, aun sabiendo que ella misma no los comería, te estaría implantando la incoherencia emocional.
Hablar de perfección vs. imperfección en un ambiente de mujer líder y emprendedora, es un tema de mucha atención. En mí caminar y acompañamiento, veo más y más mujeres luchando con esta dualidad: la de aparentar amar los vegetales solo para entrar en el mundo de los negocios, hablando metafóricamente.
Las mujeres hemos aprendido desde muy temprana edad, a vivir en la apariencia para ser aceptadas, en no permitirnos ser imperfectas, en pensar que estaremos siendo juzgadas por todos los que están en el centro de las conversaciones y que seremos el blanco perfecto a críticas y abusos.
De ahí el miedo a ser vulnerables, a que nos vean sin maquillaje, en pijamas. Aprendimos a estar incómodas con tal de parecer y no de SER. Por naturaleza, las mujeres habitamos la energía de servir, de estar afuera, de dar, de siempre complacer y esto también lo vemos en el mundo de los negocios e, incluso, en el centro de nuestro propio hogar cuando vamos al baño a llorar para que nadie se entere que mamá ha tenido un día difícil, que no pudo cerrar las ventas o que se siente que fracasa como madre.
No es momento para juzgar a mamá, recuerda que ahora eres una adulta y, seguramente, tendrás diálogos internos donde amorosamente aborrecer ser como tu mamá, repetir o tener los mismos hábitos que ella implantó en ti. No te preocupes, somos muchas viviendo esta situación, pero también te diré, que somos pocas las que salimos del victimismo y dejamos de avanzar por el miedo a ser responsables de nuestros propios actos, por el miedo a la imperfección.
¿Quieres saber que me ayudó a salir del victimismo continuo?
El implantar en mí esta frase: Ser vulnerable es ser exitosa, que se ha convertido en mi mantra diario. Con ella comprendí lo humana que soy, con ella acepté mi historia y el porqué de mi resiliencia y que, sin necesidad de ser una mártir, podría ser sencillamente una mujer.
Me gustaría que fuera tu mantra también. Puede sonar algo simple, pero en la práctica no lo es. Por esto, quiero compartirte tres simples ejercicios que te ayudarán a ser más flexible contigo misma, a vivir en coherencia, a sentir la libertad de ser imperfecta y segura, aun cuando debes ser arriesgada.
3 Pasos sencillos que te llevaran a salir de la dualidad de la perfección vs. la imperfección
Trabaja en el perdón: perdona tu historia, la vida que viviste y a las personas involucradas. Será la primera sensación de libertad.
Flexibilidad: Ríe más, eleva tu sentido del humor, observando desde esa perspectiva, todas las situaciones del día a día. Eso te ayudará a trabajar tu flexibilidad y a ver a una mujer imperfecta, llena de perfección.
Gratitud: Comienza por agradecer tu existencia. Seguro que aún estás en este plano terrenal porque tienes muchas cosas maravillosas que experimentar.
Puedes practicar estos pequeños pasos diariamente, te ayudarán a observar que tus hábitos mentales, espirituales y fundamentales se van alineando con esa mujer maravillosa que eres, elevará tu vibración y te permitirá vivir esa vida que mereces, llena de experiencias, de amor y de compasión.
Recuerda que la compasión te ayudará a llevar esta pequeña fórmula y a encontrar esa combinación más bella. Si estás alineada, te sentirás más lista para manifestar con placer... ¡La aventura de Ser imperfecta!
Soy Angélica Cifuentes Báez, Activadora del fuego femenino sagrado, Mentora de mujeres, Naturópata & Speaker. Por más de 5 años, acompaño a mujeres emprendedoras determinadas y comprometidas a despertar su fuego interior desde la esencia del SER. Creadora del movimiento internacional Inspiration-elle, con sede en Montreal, Canadá, que agrupa a mujeres que inspiran a otras desde su propia historia.